El nuevo individuo seriéfilo

Ha aparecido recientemente un nuevo fenómeno que transforma a los cinéfilos en “seriéfilos” y que me afecta directamente. Ya somos un buen número de enganchados frente a las ficciones televisivas. Tenemos poco tiempo para sentarnos delante de la televisión así que ya no queremos films de hora y media sino capítulos de 30 a 45 minutos como mucho.

Seguro que alguno de los títulos resultan muy familiares debido a su gran éxito: Modern family, Big bang theory, A Game of Thrones, Breaking bad, Walking dead, Homeland, etc. La televisión ha empezado a ser respetada por este tipo de contenidos. Hace unos años y todavía hoy, en muchas ocasiones hablar de TV es sinónimo de “basura”, pero ahora tenemos producciones bien elaboradas hasta el punto de que algunos afirman que el mejor cine, se hace en televisión.

Las grandes empresas televisivas de EEUU le han convertido en su mejor arma ya que son muchos argumentos a favor de este fenómeno: se descargan de forma rápida desde plataformas legales el mismo día del estreno en decenas de países. El coste económico es bastante menor que producir una película y su formato más flexible, permite no sólo probar nuevas fórmulas de creación sino, además, cancelar rápidamente o dar giros rápidos a los argumentos en caso de no convencer al seriéfilo.

Para ello se utilizan contenidos muy variados desde comedias rápidas y entretenidas, como Modern Family, a grandes guiones de ciencia ficción como la tan comentada, Lost (Perdidos). Si a esto añadimos que las grandes estrellas de cine apuestan por aceptar guiones en este formato, le da un valor insospechado al fenómeno. Es el caso por ejemplo, de Kevin Spacey en House of cards.

Desde el punto de vista publicitario permite fidelizar espectadores y se crean nuevos hábitos de consumo con medios como tablets, ordenadores, móviles, vídeo o tv a la carta, DVD, etc. Podemos afirmar que, con este formato, se fusionan los beneficios de la tradicional sala de cine con los de la televisión. Esto se traduce en un hito más de publicidad donde los espacios comerciales son oportunidades de inversión muy importantes para el anunciante.

Por ejemplo, HBO produce 10 episodios al año de A Game of Thrones (Juego de tronos). Por lo tanto, el episodio a estrenar se convierte en un acontecimiento. Para la cuarta temporada y después de 9 meses de espera, el primer capítulo reunió frente a la pantalla a un total de 8,2 millones de espectadores (según Nielsen), un 4,4 por encima de los que vieron el inicio de la temporada anterior y el triple de los que vieron el inicio de la serie (datos sin descarga ilegal). En cifras de inversión este fenómeno es un boom publicitario. La AMC (televisión por cable estadounidense) ha vendido los anuncios de 30 segundos emitidos en la franja horaria de Breaking bad a 300.000 dólares. Una moda que hay que aprovechar, unos para ganar dinero y otros para entretenernos con buenos contenidos y ser grandes seriéfilos.

 

Eva Fresnillo. Consultora Sénior de Estudio de Comunicación. España

@EvaFresnillo

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