“Rectificar es de sabios pero hacerlo todos los días es de necios”. La frase la pronunció en 2010 el expresidente de Gobierno, Felipe González. Hoy creo que viene muy al hilo de la realidad y que muchos ciudadanos la compartirán.
Cada vez se escuchan y se ven más situaciones en las que políticos rectifican declaraciones inapropiadas, empresarios que reconocen equivocaciones o grandes empresas que dan marcha atrás en proyectos relevantes. Bajo el paraguas de los conceptos rectificar, reinventar, reconocer y reconducir se da la puesta en escena de una novedad, que también lo es en el mundo de la Comunicación, reconocer los errores públicamente.
No sé si este cambio de actitud es ya un posmodernismo de esta crisis donde cuestionado todo lo hegemónico, lo que parecía verdad absoluta, se pone en valor el “corregir las cosas”. Por eso, y siguiendo con el juego de “res”, podríamos llamar a esta situación “recomunicar” teniendo en cuenta estas breves ideas:
- Relajarse: A veces las cosas no son tan graves como a primera vista parecen. Las redes sociales y los Medios, tanto on como off, hacen un eco que en muchas ocasiones igual que llega, se va.
- Reflexionar: Si ha sido por prepotencia, ignorancia, ¿cuál es la clave que nos ha conducido a decir eso? Muchos portavoces olvidan que hablar en público exige preparación e improvisar puede salir caro.
- Reconocer: Buscar de nuevo la empatía con la mayoría y aceptar que nos hemos equivocado, sin más. Las excusas aburren.
- Replantear: Darle la vuelta a la crítica con una idea, un compromiso, un proyecto, una noticia que relacionado con el error demuestre que está superado.
- Reaccionar: Hacerlo cuanto antes, no esperar a comunicar cuando ya el asunto está fuera de control.
- Responder: Aunque sea un mensaje público, que una parte de la rectificación esté dirigida a los que directamente más se ha ofendido, o incluso a la persona en concreto.
Sencillo, no creo.
Por Ana Rodríguez, consultora sénior de Estudio de Comunicación, España.
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