¿Está llegando el ocaso de muchos influencers?

Yoseline Hoffman, mejor conocida como YosStop, famosa youtuber, fue detenida recientemente, acusada de haber cometido delitos de difusión de pornografía infantil. Permanece encarcelada.

Sahar Tabar, la instagramer iraní que ingresó en prisión por compartir fotos de su propio rostro distorsionado, hasta ganarse el sobrenombre de ‘Angelia Jolie zombi’, fue condenada a 10 años de prisión. Crean petición en change.org para que la influencer  sea repudiada familiar y socialmente, y hasta encarcelada.

Las tiktokers Haneen Hossam y Mawada Aladhm fueron condenadas por el Tribunal Penal de El Cairo a 10 y 6 años de prisión, respectivamente, y una multa de 200 mil libras egipcias, por presunto tráfico de personas, en un caso denunciado por organizaciones civiles como de ataque a la libertad de expresión.

La ‘influencer’ colombiana Angélica María Hernandez Ramírez, quien participara en el reality Desafío 2016 y actualmente cuenta con casi dos millones de seguidores en Instagram, fue capturada en Medellín, acusada por tráfico de drogas

‘Influencers’ infringen la veda electoral en México, con menciones al Partido Verde Las redes sociales y sus protagonistas millennials están una vez más en la línea de lo legal y lo que no lo es.

En la semana pasada, Noruega se pronunció en contra de las fotos editadas y los filtros de las diversas aplicaciones que retocan rostros y cuerpos. La legislación por parte del Ministerio Noruego de Infancia e Igualdad busca evitar que los rostros y cuerpos sean modificados digitalmente, para no generar publicidad engañosa y distorsiones en los conceptos de la belleza y figura humana diseminadas por medio de redes sociales y espacios publicitarios.

Esta ley prohibirá a los influencers y agencias publicar imágenes retocadas. Toda imagen que tenga una finalidad promocional, tanto en Instagram, Tik Tok, impresiones en prensa, como los carteles distribuidos por el territorio noruego. Las autoridades del país escandinavo han diseñado una etiqueta que servirá para notificar e identificar cuándo una imagen fue modificada.

En este mismo año, en febrero, el Reino Unido adoptó medidas similares, a raíz de la campaña #Filterdrop (fuera filtros) liderada por Sasha Pallari, una maquillista y modelo británica, quien decidió indicar límites para el uso de los filtros entre las influencers que hacen publicidad de distintas marcas con un beneficio económico.

Por su parte, Francia obliga a las publicaciones de moda y otros contenidos, desde 2017, a hacer una anotación cuando una imagen ha sido modificada con photoshop. El banco de imágenes, Getty Images, eliminó de su catálogo las fotos de modelos modificadas digitalmente.

Los reflectores se han volcado sobre esta modalidad de “líderes de opinión” surgidos con la Internet, que convirtió tanto a los otrora emisores y receptores en potenciales prosumidores, esto es tanto receptores como creadores y difusores de contenido.

A pesar de que no puede generalizarse, proliferaron los casos en que gente sin instrucción y sin formación de comunicadores comenzaron la difusión de mensajes insulsos, banales, superficiales, que sin embargo llamaron la atención y se viralizaron, adicionando a sus cuentas gran número de seguidores, lo cual les otorgó gran influencia entre los mismos.

Esta influencia llamó la atención principalmente de compañías comercializadoras de productos de consumo, que vieron en ellos la oportunidad para difundir información sobre sus productos o servicios, o bien para formar hábitos de consumo en clientes potenciales, seguidores de estas personas que difunden mensajes en las redes sociales.

La falta de solidez de muchos influenciadores, su poco apego a la verdad, aunados en algunos casos a su desproporcionada ambición y en otros a conductas como las citadas al inicio de esta columna, o bien a prácticas tramposas como la de comprar seguidores, han provocado que esos ídolos con pies de barro caigan.

No todos los influencers son genuinos. CNN calcula que aproximadamente 83 millones de cuentas de Facebook son cuentas falsas. También se calcula que Twitter tiene más de 20 millones de usuarios apócrifos, mientras que el 8% de las cuentas de Instagram también son falsas.

La Association of National Advertisers (ANA) en los Estados Unidos encontró que, mientras que el 75% de anunciantes emplean actualmente actividades de marketing con influencers, solo el 36% considera que esos esfuerzos son efectivos y el 19% admitió que son “ineficaces”, pues no confían en que sean reales.

En lugar de construir orgánicamente un seguimiento de confianza, algunos influencers falsos compran seguidores, comentarios y “likes”, por lo que no tienen ninguna influencia sobre su audiencia. Desafortunadamente, los falsos influenciadores de las redes sociales están aumentando, lo cual podría dañar seriamente a las marcas.

La reputación se construye, invariablemente, con la conducta ética, apegada a la verdad y a la preservación de los valores de la sociedad. La moda de ser disruptivo a veces transgrede la moral, lo cual finalmente es inaceptable.

Los hechos hablan por sí mismos y aquellos agresores del lenguaje y de las buenas costumbres, superficiales y transgresores de la verdad caerán poco a poco. Por lo pronto, están desprestigiando la “categoría”.

¿Está llegando el ocaso de muchos influencers?

Autor:

Carlos Bonilla. Socio Senior Advisor de AB Estudio de Comunicación.

@CarlosBonillaMx

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