La atención que ha generado en el mundo de la Comunicación la irrupción de Jeff Bezos, el carismático propietario de Amazon, en uno de los bastiones de la prensa estadounidense, The Washington Post, es sintomática de la crisis que atraviesa la prensa escrita. En un momento en el que la desaparición a medio plazo de los diarios de papel ha perdido su condición de presagio para convertirse en prácticamente una certeza, pendiente tan sólo de la fecha de caducidad, la posibilidad de que la persona que convirtió a Amazon en un gigante de internet pueda ofrecer una fórmula de salvación para el diario que destapó el Watergate parece haber insuflado un hálito de esperanza a un sector en la encrucijada.
El ajuste al mundo digital, a un nuevo modo de consumir información, plantea importantes interrogantes todavía insolubles para la prensa escrita, que arrostra la progresiva huida de lectores o de anunciantes sin haber encontrado todavía un modelo comercial o de negocio que permita financiar los servicios que hasta el momento ofrece. Estos interrogantes conviven con el temor de los periodistas a la pérdida de independencia y la preocupación por el menoscabo del rigor y la profesionalidad.
La innovación, la creatividad y trabajo en equipo son de momento las medicinas que Bezos ha propuesto para rescatar de su laberinto a The Washington Post. Consciente de que no existe ninguna “fórmula mágica”, Bezos se muestra escéptico de cualquier misión que tenga en el centro a los anunciantes. “Cualquiera que sea esa misión, debe girar en torno a la información”, ha afirmado.
Sin embargo, la supervivencia en el entorno digital se prevé complicada ante el cambio del modelo de obtención de ingresos y su posible impacto en la calidad de los contenidos informativos. ¿Podrá el fundador de Amazon ayudar a desbrozar el camino? Ojalá.
Por Adolfo Lázaro, consultor sénior de Estudio de Comunicación España.
@alazaro_m
