El Gobierno está empeñado en intentar una cosa que a priori se presenta difícil aunque justa. No es fácil poner puertas al campo y existe una tendencia a echar la culpa al mensajero. Lo importante es hacer compatible el derecho a la información con el respeto a la presunción de inocencia y la protección del honor.
Después de algunos dimes y diretes parece que el disparo esta mejor centrado y la nueva legislación que ya se discute en el Congreso de los Diputados pone la obligación en las autoridades que deben ser quienes protejan al detenido y no condenado de la llamada “pena de telediario” por la cual la simple imagen de una persona esposada o conducida por la policía le condena ante la opinión pública y divulga una imagen que le acompañará de por vida.
Probablemente el problema es que cada caso es diferente y que cada situación requiere un tratamiento distinto. Pero el simple hecho de que la ley llame la atención sobre el asunto y exija a las autoridades que actúen con celo y protegiendo la presunción de inocencia, probablemente evite la tentación de hacer espectáculo con los detenidos. Espectáculo demasiado habitual, por el cual se cita a los periodistas para que inmortalicen la detención y se adorna con policías vestidos para el efecto con toda una parafernalia digna de Hollywood. Solo con eso habremos dado un paso positivo.
Por Estudio de Comunicación España.
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