La RSE se aposenta en los consejos de administración

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha presentado un nuevo código de buen gobierno de empresas cotizadas, un texto con recomendaciones cuyo cumplimiento es voluntario y que se ha elaborado tomando en consideración los estándares internacionales, las recomendaciones de la Comisión Europea y otras aportaciones doctrinales y legislativas.

Sin duda, se trata de un importante avance y uno de los hechos reseñables es que este código sirve para incorporar a la agenda de los consejos de administración la responsabilidad corporativa, responsabilidad social empresarial o sostenibilidad según se le quiera denominar.

Según afirma Ramón Pueyo, Director de Governance, Risk and Compliance de KPMG, en España, “En los últimos cuarenta años se ha producido una transformación radical en la valoración de las compañías cotizadas. A mediados de los años 70, algo más del 80% de su valor de mercado lo explicaban los activos físicos y financieros. A finales de la primera década de los años 2000, esos activos sólo explicaban el 20% del valor”.

En esa dinámica, la RSE se ha ido consolidando como una directriz estratégica generadora de valor. Los principales beneficios de la RSE se podrían centrar en que generan confianza, a corto plazo; es un factor de diferenciación, a medio plazo;  por factores como la sostenibilidad, condiciona la estrategia y con ello mejora la forma de producir y hacer negocio a largo plazo; y  atrae capital puesto que el 45% de los 100 mayores inversores institucionales del mundo incorporan ya en sus análisis de inversión criterios ambientales, sociales y de gobierno, según un estudio de KPMG y la Fundación SEres.

En ese mismo estudio se afirmaba que el 63% de los consejos de administración reciben información periódica relacionada con los objetivos y avances logrados en materia de RSE. Ahora, con las nuevas normas de Buen Gobierno, es previsible que ese porcentaje aumente  ya que en su articulado son dos los puntos que inciden sobre la necesidad de que los consejos no sólo marquen objetivos de RSE a incluir en planes a largo plazo, sino que además requiere que controlen su cumplimiento.

Más allá de las implicaciones organizativas y estratégicas que este cambio implica, hay que tener en cuenta que desde el punto de vista de la identidad corporativa, esta normativa tendrá importantes consecuencias en el medio plazo ya que la asunción de la RSE como elemento estratégico de la gestión implica significativos cambios culturales que han de afectar a toda la organización.

J. Alberto Mariñas, Socio de Estudio de Comunicación España.

@amarinas

 

Foto: CC

 

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