Hay muchas expectativas en torno a la próxima conferencia climática COP26 en Glasgow, Escocia, a celebrarse del 1 a 12 de noviembre. Esto debido a que desde hace más de un lustro, las organizaciones internacionales han fijado objetivos para abordar muchas necesidades actuales del planeta.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de la ONU, el Acuerdo de París, los Objetivos Basados en la Ciencia (SBTi), así como el modelo ESG (enviromental, social & governance) para las empresas del mundo, son alguno de los marcos de acción que han cobrado mucha importancia, en aras de generar un impacto tangible.
A pocos meses de 2022, es importante llamar la atención de la sociedad global, de las organizaciones gubernamentales y privadas sobre el tema de la sostenibilidad, pues ya estamos en la década de acción y cambio profundo, con la expectativa de llegar a 2030 con mejoras notorias en cada uno de los puntos contemplados dentro de la Agenda 2030, para así seguir con los objetivos de mediano y largo plazo, para 2040 y 2050.
Recientemente, el presidente de la COP26, el británico Alok Sharma pidió a los líderes mundiales evitar el fracaso de la venidera cumbre. Resaltó que el éxito o fracaso de la misma está en sus manos.
“Hay que honrar las promesas que se hicieron en París hace seis años y, en última instancia, eso reposa sobre los líderes mundiales”, dijo Sharma. “Si no actuamos inmediatamente, no podremos respetar el límite de los +1.5 ºC”, insistió.
En temas de clima, los puntos prioritarios son la reducción de emisiones, las adaptaciones del mundo al cambio climático, y la financiación o cooperación internacional para que los países con menos posibilidades puedan avanzar en esta materia.
En concreto, ¿de qué depende el éxito de la COP26?
La ONU ha identificado cuatro claves que serían determinantes para que la conferencia sea un éxito. Estas son:
- Que se cumplan las promesas hechas a los países en desarrollo, especialmente la promesa de los países desarrollados de movilizar 100 000 millones de dólares anuales en financiación climática para 2020.
- Que los gobiernos concluyan los temas pendientes y las negociaciones para aplicar plenamente el Acuerdo de París.
- Que los países disminuyan las emisiones y aumenten la ambición climática, no sólo en lo que respecta a la reducción de las emisiones, sino también en lo que respecta a la adaptación y el aumento de la resiliencia a los impactos del cambio climático.
- Que no se deje de lado ninguna voz o solución, a través de un nuevo compromiso con los observadores y los interesados que no son Partes, en una unidad de propósito.
Las empresas son cruciales
La responsabilidad social empresarial ha sido muy popular en los últimos años, específicamente dentro de las estrategias de gestión de reputación corporativa. Pero ahora, es implícitamente obligatoria, y es las empresas son entes organizacionales que deben estar alineados a estos esfuerzos globales para cambiar al mundo. Además de ser agente cambio, su rentabilidad en mercados bursátiles e impacto positivo frente a la opinión pública son factores que se disparan.
El modelo ESG es como actualmente se le conoce a esta estrategia de gestión, profundamente alineada a los objetivos sostenibles globales. El referido modelo acerca a tu empresa a iniciativas empresariales de peso internacional como Race To Zero, Pacto Mundial, Climate Pledge de Amazon, SBTi y otros importantes programas.
La tendencia del modelo ESG cada vez es mayor en Latinoamérica. En México, AB Estudio de Comunicación cuenta con una amplia experiencia en implementación de estrategias de sostenibilidad, aportación de valor, reputación, contacto con medios, así como alineaciones a iniciativas globales.
Autor:
Klaus Gérman Phinder, Director de Desarrollo Corporativo en AB Estudio de Comunicación.
