No me den por muerto: email marketing

Las campañas de emailing han sido sometidas a cuestionamientos año con año. Fueron durante mucho tiempo sinónimo de spam, de ser intrusivas, causar una sobrecarga de información, la carencia de un toque personal, la amenaza de virus o que es muy fácil que sea ignorada.

Muchos profesionales apuntaban a la muerte premeditada del email marketing debido al crecimiento de las redes sociales y su consecuente inversión por parte de las empresas. Sin embargo, gracias al avance de las herramientas de automatización, este canal se ha convertido una de las formas más efectivas para enviar los mensajes correctos a las personas correctas en el momento oportuno.

Para contradecir el rumor que dicta la muerte del email marketing, según The Radicati Group, la cantidad de usuarios de correo electrónico comprende alrededor de 3 mil millones durante el 2020. Estos indicadores estadísticos no dejan lugar a dudas sobre el potencial de esta herramienta como parte de la estrategia digital, ya que 3 de cada 4 afirman obtener buenos resultados a través de su uso (Econsultancy).

Entre sus ventajas se encuentran la posibilidad de comunicar a través de un enfoque más personal y a la medida, y el hecho de permitir y facilitar el análisis de datos, lo que a su vez ayuda a comprender si los objetivos de la empresa están en consonancia con los resultados obtenidos.

Pero, hasta en este tipo de envíos hay razas. De todas las posibilidades y formatos de utilizar el email marketing, todo indica que los mensajes transaccionales presentan la tasa de apertura más alta, con un promedio del 60,75%. Quien no esté aprovechando el uso de mensajes transaccionales como compra o confirmaciones de envío con recomendaciones personalizadas de productos, está perdiendo una gran oportunidad para alentar compras adicionales y potencial ingresos significativos.

La mayor diferencia entre los mensajes promocionales y los transaccionales, es que los usuarios no tienen que optar por recibir mensajes transaccionales de una marca; una acción de un individuo o un sistema es el detonante. Se envía un mensaje promocional a un suscriptor, alguien que ha dado permiso explícito para recibir correo electrónico de una marca, mientras que se envía un mensaje transaccional en respuesta a una acción.

Y esto es muy entendible. Con los teléfonos inteligentes en manos de casi todas las personas, hay una posibilidad de conectarse con los clientes como nunca antes. Dado que los consumidores de hoy esperan comunicaciones casi instantáneas por parte las marcas, se debe privilegiar el envío de mensajes personalizados en tiempo real, cada vez que un cliente compra un producto, hace una aportación o solicita información de una empresa. Una excelente manera de administrar estas comunicaciones de misión crítica es a través de mensajes transaccionales.

Un último dato contundente: la tasa de apertura de los correos electrónicos transaccionales supera con creces la de cualquier otro tipo de mensaje electrónico. De ser un método exiguo y utilitario que transmitía los detalles básicos de una transacción comercial, se han convertido en misiles multipropósito que impactan en la reputación, los ingresos, la investigación y la retención de la audiencia de una empresa.

No me den por muerto: email marketing

Autor:

Manuel Alonso, Socio – Director General de AB Estudio de Comunicación.

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