Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique en español, acaba de publicar un nuevo libro “La explosión del periodismo”, en un momento de convulsión del sector periodístico donde cada vez proliferan más blog, portales de información, seudo agencias de noticias, mientras la prensa tradicional en papel se desangra en pérdida de lectores y credibilidad.
Los seguidores de la prensa en papel van quedando huérfanos de medios, unos por cierre y otros por la pérdida constante de profesionales que son sustituidos por otros menos expertos, mas baratos y más dúctiles y maleables.
Ramonet se pregunta en su libro, recomendable por su acertado análisis, ¿qué le ha ocurrido al periodismo con la llegada del meteorito Internet que está provocando la caída de la prensa escrita? Para el semiólogo, los medios tradicionales corren el riesgo de perder calidad, en detrimento de la inmediatez y la precariedad.
Ya el subtitulo del libro apunta a una de las claves “De medios de masa a masa de medios”. La proliferación de desconocidos blogueros, de periodistas aficionados, de cotilleos lanzados a la red sin rigor y de la falta de profesionalidad nos hace cada vez más vulnerables a la intoxicación. Parece que todo vale y la confusión crece.
El otro día, y es una anécdota, un diario deportivo se hacía eco de una supuesta noticia de la red que citaba a una desconocida y enigmática agencia en la que se aseguraba que el jugador Cesc Fábregas del Arsenal había vendido su casa en Londres para ir al Barsa. Pues, bien, ni la agencia existe, ni Cesc que se sepa ha vendido su casa. Este pequeño detalle dio para una “información” de una página en el diario deportivo.
Es un simple ejemplo. Ramonet aboga por recuperar la credibilidad del periodista, muy en cuestión en los últimos tiempos como lo hemos constatado con el movimiento 15M que ponía en cuestión la profesionalidad y el rigor del periodismo. Y como decía ayer mismo el presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid, González Urbaneja, ha desaparecido casi el 20% de la profesión.
Pues eso. Entre unas cosas y otras, corremos el riesgo de no contar con periodistas que aporten una voz crítica al sistema, único síntoma de la verdadera libertad de opinión e información en países libres.
