El concepto “ESG” (Environmental-Social-Governance, por sus siglas en inglés) fue mencionado por primera vez en un informe llamado “A quién le importa gana”, una iniciativa conjunta de instituciones financieras que fueron invitadas por el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan en 2003. Se pidió a estas instituciones que desarrollaran directrices y recomendaciones sobre cómo integrar mejor las cuestiones ambientales, sociales y de gobierno corporativo en la gestión de activos, los servicios de corretaje de valores y las funciones de investigación asociadas.
Hoy, las cuestiones medioambientales, sociales y de gobernanza deberían ser una de las principales preocupaciones de la dirección corporativa y los consejos de administración. En un principio, una postura pública sobre cuestiones de ESG era una táctica de relaciones públicas. Sin embargo, en el actual clima empresarial cambiante, la exigencia de la transparencia y el escrutinio público, la atención a los problemas de ESG se está volviendo fundamental para el éxito competitivo a largo plazo.
Los principales inversionistas institucionales reconocen esto y dejan en claro que esperan que las empresas adopten un enfoque proactivo de las políticas y mensajes ESG. En su carta anual a los directores ejecutivos, el CEO de Blackrock, Larry Fink, escribió que “la capacidad de una empresa para gestionar asuntos de ESG demuestran que el liderazgo y la buena gobernanza son esenciales para el crecimiento sostenible, por lo que estamos integrando cada vez más estos temas en nuestro proceso de inversión “.
Hoy en día, los informes de ESG son obligatorios según la geografía. Las grandes empresas en la Unión Europea, por ejemplo, deben cumplir con la Directiva 2014/95/UE sobre la presentación de información no financiera, incluida la ESG. Mientras qué en los EE.UU., la presentación de informes sobre asuntos ESG es voluntaria.
Sin perjuicio de la obligación de informar sobre cuestiones ESG, las empresas reconocen que hay que aumentar el valor para los accionistas y contribuir al desarrollo sostenible de la sociedad. Muchos proporcionan ya referencias ESG de alta calidad en sus informes anuales, en combinación con datos financieros, lo que se denomina informes “integrados”.
Tener un enfoque y una reputación ESG sólidos, puede beneficiar a los ingresos de una empresa de varias maneras. Los organismos gubernamentales generalmente miran positivamente la emisión de permisos o licencias a organizaciones que adoptan ESG, lo que permite a una empresa acceder más fácilmente a nuevos mercados o expandir los existentes. Además, la comunicación ESG transparente impacta en las ventas, ya que los clientes tienden a favorecer los productos sostenibles y están dispuestos a pagar por eso.
Al compartir de manera clara los elementos ESG, especialmente en materia de gobernanza, las empresas pueden esperar ver una disminución de la presión regulatoria que, posteriormente, conducirá a una mayor libertad estratégica.
Se ha demostrado también, que dar prioridad al ESG incrementa la motivación de los empleados al agregar un sentido de propósito y aumenta la productividad del personal en general. Por otro lado, al ignorarlo, se correrá el riesgo de ralentizar la productividad, debido a conflictos laborales y una disminución general del desempeño del personal.
Las políticas ESG proactivas e integradas pueden ampliar el margen competitivo de una empresa en relación con otros actores de la industria. Las empresas que se enfocan en asuntos ambientales, sociales y de gobernanza, crean valor de muchas formas diferentes y los ejecutivos que ignoran esas oportunidades, simplemente destruyen el valor para sus acciones y otras partes de interés.
Las ventajas de abordar de manera proactiva los problemas de ESG van más allá de apaciguar a los accionistas institucionales y crear una buena historia de relaciones públicas. Un programa ESG sólido puede abrir el acceso a grandes grupos de capital, construir una marca corporativa más sólida y promover un crecimiento sostenible a largo plazo que beneficie a empresas e inversores.
Con todo esto en mente, los inversores han establecido que más allá de los indicadores financieros, el éxito y la longevidad de una empresa en el mercado están cada vez más vinculados a los criterios ESG. Por supuesto, los principios ESG son solo uno de los muchos indicadores para los inversores, pero más allá de ellos, se han vuelto también significativos entre otros stakeholders, las autoridades y la opinión pública en general.
Autor:
Manuel Alonso, Socio – Director General de AB Estudio de Comunicación.
