A la de los “huevos de oro”, me refiero; esa que si se mata, aunque sea para comer, convierte la subsistencia cotidiana en un problema. Así que, ¿y si la La reforma de la Ley de Propiedad Intelectual, en cuanto al lío ese de la denominada “tasa Google”, fuese “matar” directamente al mentado protagonista avícola?
Por resumir: los editores de prensa españoles quieren que se les pague por reproducir los contenidos de sus Medios. Legítimo, sin duda. Y egoístamente, desde el punto de vista del periodista, necesario. El “plumilla” o el reportero gráfico tienen que percibir ingresos por su trabajo, que les han de remunerar los editores y éstos tienen que sacar el dinero de algún sitio. Llega la Ley, que aún hay que desarrollar con el correspondiente reglamento –y quizás ahí se remedie algo-, y dice que los agregadores de noticias, tipo Google News, tienen que pagar una tasa a los editores por el derecho de propiedad intelectual; y que este derecho, además, es irrenunciable.
Ante el “quieran o no”, léase que los editores tienen que cobrar de los agregadores aunque los primeros consideren que no corresponde, Google dice que vale, que ellos no van a pagar nada por dar un servicio gratuito a los usuarios y que retiran a los Medios españoles de su motor de búsqueda en todo el mundo. ¡Ay…! El resultado es que lo que los Medios dan gratuitamente ya no va a poder encontrarse a golpe de búsqueda, sino sólo si vamos al Medio en cuestión y escudriñamos en sus páginas. Hago hincapié en lo de “gratuitamente” porque lo que ofrecen “de pago” no se enlaza íntegro –apenas el titular- desde el buscador. Para los usuarios, un retroceso de tomo y lomo: actividad analógica en la era digital.
Hay quien piensa, y es la posición de Google, que agregar noticias proporciona “clics” hacia los distintos Medios, genera tráfico y esto incrementa su capacidad de captar publicidad. Bueno: como todo el mundo sabe los ingresos de los Medios provienen de la publicidad, incluyendo los impresos, cuyo pago en quiosco apenas si cubre el coste del papel. En conclusión: si se reduce el número de accesos, peligran los ingresos por publicidad.
No sé si hemos barajado parecernos a los alemanes, donde los editores deciden si quieren ser agregados o no por el buscador (que tampoco paga a los editores), o a los franceses, cuyos editores llegaron a un acuerdo con Google para que la empresa californiana les pagase unos milloncejos en concepto de “fondo de ayuda a la transición digital”. Lo que parece es que nuestro “España es diferente” nos ha llevado a una posible ruptura que impedirá seguir buscando en la red por asuntos publicados, entre otras muchas cosas.
Y añade alguna dificultad a los departamentos de Comunicación de las empresas y a los consultores que colaboramos con ellos. Por ejemplo, para analizar la huella digital de las propias compañías y de sus líderes. Lo podremos seguir haciendo, claro, pero nos llevará más tiempo y eso se traduce en la necesidad de destinar más recursos a una labor hoy imprescindible para cuidar la reputación corporativa.
Por Jesús Ortiz, consultor sénior de Estudio de Comunicación España
@JOrtizAl
Totalmente de acuerdo, en la era digital, no se puede pasar al papel. Yo como medico, era de utilidad, para mantener una bueba informacion y poder hablar con los pacientes, no solo de medicina.
Un saludo y Feliz Navidad
Gracias, Manuel.
Pienso que esta “enfermedad” tiene remedio: o se arregla en el reglamento de la Ley o alguien cede o encontramos otro recurso que sortee el problema. Así que, como estamos en fechas, ¡feliz solucuión para 2015!