#RRPP: La imaginación al poder…sobre todo en comunicación

La vieja proclama del 68, la más inspiradora de todas ellas, tiene hoy más que nunca una absoluta vigencia en el campo de las relaciones públicas y digo hoy más que nunca porque la saturación de iniciativas de comunicación y relaciones públicas en la que vivimos hace que la mayor parte de las veces asistamos a déjà vu de acciones que se repiten y que en su mayoría no tienen capacidad de sorprender al público objetivo hacia el que van dirigidas. En esa situación, la imaginación es, sin duda, el gran antídoto contra el veneno del aburrimiento y la repetición.

En Estudio de Comunicación somos fervientes partidarios de los brain storming, están en nuestro ADN y los organizamos con mucha frecuencia para tratar de atender las necesidades de nuestros clientes con propuestas frescas y novedosas que no puedo relatar por mor de la discreción y la confidencialidad contractual. Sin embargo, me gustaría señalar un par de ejemplos de iniciativas de comunicación y relaciones públicas recientes que poniendo la imaginación por delante han conseguido resultados notables.

La primera corresponde al ámbito institucional, concretamente al departamento de Justicia de Puerto Rico, que ideó y puso en marcha una campaña, en la que tres reclusos con condenas por asesinatos tuiteaban diariamente para contar la cruda realidad de la cárcel y disuadir a jóvenes de seguir sus pasos. La campaña denominada @Followtounfollow o “sígueme para no seguirme”, se ha hecho merecedora de numerosos reconocimientos pero, sobre todo, ha sido seguida por el público objetivo al que iba dirigida y, como ocurre con las mejores iniciativas en redes sociales, consiguió también saltar al ámbito de los medios tradicionales y multiplicar exponencialmente su difusión. La campaña no es caprichosa, ni un vano alarde de imaginación, sino una herramienta imaginativa pero adecuada para concienciar a la población de ese estado asociado de EE.UU. que con sólo cuatro millones de habitantes registró 1.117 homicidios, principalmente relacionados con el tráfico y consumo de drogas.

La segunda iniciativa es muy modesta e individual. Acaba de ocurrir. Un fotógrafo que quiere abrirse camino, Jens Lennartsson, cansado de enseñar su portfolio aquí y allá y no conseguir llamar la atención, encargó a un fabricante asiático la producción de 400 muñecos de sí mismo. Creó un atractivo embalaje, introdujo un pliego impreso con la reproducción de sus mejores fotos y lo distribuyó, esmeradamente empaquetado, entre clientes potenciales. Sin duda, el impacto de su iniciativa ha sido muy alto. No sólo ha conseguido que su alter ego de plástico se quede a vivir cómodamente alojado en las estanterías de los despachos de sus clientes potenciales, sino que además ha logrado cierta repercusión en medios y redes sociales.

Son dos ejemplos en dos extremos, lo institucional y lo personal, que demuestran que un uso imaginativo de los medios a nuestro alcance es capaz de marcar diferencias y conseguir notoriedad y, que cuando la imaginación entra en juego, poner en marcha una campaña exitosa no es siempre cuestión de presupuesto, sino de tener una buena idea y ponerla en práctica con una buena realización que, a día de hoy, tiene que combinar medios tradicionales y la web 2.0 para conseguir sus máximos frutos.

 

Por J. Alberto Mariñas, Socio. Estudio de Comunicación España. 

@amarinas

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