A pocas horas de iniciarse la Eurocopa, la noticia comenzó a circular por las redacciones de los principales medios de comunicación, primero de España y luego de todo el mundo. Tres futbolistas con nombres y apellidos aparecían en el sumario de un caso por el que un empresario de pornografía ha sido encarcelado. Bueno, en realidad eran dos, el otro era implicado por algunos medios. Uno de los futbolistas, decían, estaría implicado en la organización y financiación de un encuentro sexual, sin participar, mientras que el otro sí lo habría hecho. El tercero, aparecía sólo en la “investigación” de los medios. Los tres, rápidamente, salieron a desmentir lo publicado.
De momento, no hay ninguna acusación ni ha sido llamado a declarar ninguno de los jugadores, pero la acusación ya ha sido lanzada y la sombra de la duda ya está sobre los futbolistas.
Lo que vaya a ocurrir en el futuro con este caso habrá que ir viéndolo, sobre todo en los dos futbolistas que aparecen en la investigación policial cuyos papeles han sido publicados por algunos medios. En el caso del tercer futbolista habría que analizar si el papel de los Medios ha sido el adecuado. Extender una acusación sin ninguna prueba, sin haber hecho una comprobación, sin contrastar, puede generar un daño difícil de cuantificar en personas de relevancia pública.
Aquellos que nos dedicamos a gestionar la comunicación de empresas y personas de relevancia sabemos de los problemas que genera la “pena de telediario”. Un castigo social que en muchas ocasiones es superior al que podría derivarse de las conductas que se le imputan.
Recuperar la imagen de aquellos que se han debido de enfrentar a la “pena de telediario” no siempre es fácil, requiere de tiempo y, en algunos casos, de esfuerzos ímprobos que, a veces, no tienen recompensa.
Por Gerardo Miguel, consultor sénior de Estudio de Comunicación Madrid.
@GerardoMiguelb
