Revolución 2.0.

Díganme una cosa: ¿alguna vez han dedicado unos minutos a observar a un adolescente “chateando” por el móvil?  Imagínense la escena: dos niñas, amigas, trece años. No hablan entre sí porque cada una sostiene entre sus manos el móvil de última generación que sus padres amablemente le han comprado.  Se oye un “tiquitiqui” cruzado como sonido ambiente, producido por el teclear de los pulgares aquí y allá, sin respiro y a la velocidad del rayo.

Pero eso no es todo. Las niñas -concentradísimas- tienen la capacidad asombrosa de mantener, sin pestañear, seis conversaciones al mismo tiempo. Y cada frase escupida en cada una de las conversaciones que mantienen gracias a esos deditos ametralladores es acompañada siempre (compruébenlo)  por un “jajaja” final,  no vaya a ser que el interlocutor no interprete correctamente el mensaje (una señal evidente del empobrecimiento del idioma, pero eso es tema para otro “post”).

Con este panorama en el horizonte, me pregunto cómo hablarán, leerán o se comunicarán estas niñas dentro de quince años. Y ¿cómo trabajarán? A parte de creer que gracias a estas generaciones de nativos digitales, el idioma perderá una parte de su riqueza, todos debemos admitir que la manera de comunicarse ha cambiado de manera vertiginosa. Todo lo que hace quince años nos parecía ciencia ficción, hoy es una realidad.

Verán ustedes: esto de las redes sociales y de la Comunicación 2.0 no es un capricho de adolescentes, sino una verdadera revolución en nuestra era. Las nuevas tecnologías ya han generado una manera diferente de actuar: compramos online, mantenemos conversaciones en grupo a través de una aplicación de móvil y, sin coste alguno, consumimos música y literatura, vemos vídeos, grabamos sonidos, hacemos fotos; y todo unido a que puede ser compartido con un número elevadísimo de “amigos”, seguidores, o desconocidos.

Todos debemos subirnos al carro de la Comunicación 2.0, sin perder de vista la Comunicación offline. Desde un político o empresario, hasta un cantante o bailarín; desde una entidad financiera a una galería de arte, todos podemos optimizar nuestros recursos, marca y presencia a través de las redes sociales; nos ofrecen infinitas posibilidades para comunicarnos más, mejor, y ¡sin fronteras!

Por Constanza Ribas, consultora sénior de ESTUDIO DE COMUNICACIÓN España.

@ConstanzaRibas

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