SALUD: Cibercondría o hipocondría digital

Que las nuevas tecnologías han abierto un mundo de posibilidades de información y de Comunicación es algo que carece de toda duda. Disponer de una mayor facilidad de acceso a contenidos, datos, noticias y opiniones es algo que nos enriquece como ciudadanos y como sociedad. Se suele decir que la información “nos hace libres”, aunque hay ocasiones en las que, si no hacemos buen uso de la misma, puede llevarnos a situaciones que lejos de darnos libertad nos hacen vivir más inquietos.

Si nos centramos en el ámbito de la salud, Internet se ha convertido en una fuente de información médica que puede ayudar a entender mejor una enfermedad y cómo afrontarla. Sin embargo, esta sobreabundancia de información a la que estamos sometidos puede contribuir a aumentar las ansiedades en personas con escasa formación médica que utilizan la red para tener mayor información sobre síntomas o sobre enfermedades de las que han oído hablar o que padecen. En algunos de estos casos se está generando un nuevo síndrome que ha sido bautizado como cibercondría o hipocondría digital. Nos referimos a la creencia de que se padecen determinados síntomas de una enfermedad tras haber consultado sobre ella en Internet.

Un estudio reciente sobre la cibercondría, elaborado por la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong, determinó que quienes padecen este síndrome, buscan información en Internet sobre síntomas comunes y los interpretan erróneamente como enfermedades graves. Según el estudio realizado, Internet se ha vuelto el medio más consultado por los hipocondríacos actuales, causando ansiedad y desesperación en quienes están desinformados. Los investigadores determinaron que el incremento en el número de consultas en Internet está influenciado por la cantidad de contenido médico al que pueden acceder los usuarios.

Evitar esta situación no es fácil ya que no se pueden poner puertas al campo en un ámbito como el de Internet y las redes sociales. Por ello, puede resultar imprescindible que los profesionales, asociaciones, empresas, etcétera, del ámbito de la salud contribuyan a minimizar los efectos negativos que se derivan del uso de las nuevas tecnologías y aprovechen sus canales en el mundo 2.0 para contribuir a una mayor educación y pedagogía sanitaria.

 

Por Gerardo Miguel, consultor sénior de ESTUDIO DE COMUNICACIÓN España.

@GerardoMiguelb

 

 

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