Me planteo este post más como una reflexión, que como una aseveración sobre cómo deben acometer las empresas e instituciones sus estrategias de comunicación externa cuando una crisis gigantesca las arrasa sin piedad.
Un error en la gestión de un directivo o representante de una institución, que llegue a ser de dominio público y que afecte gravemente a la imagen de la compañía/institución ¿cómo debe ser abordado desde el punto de vista de la Comunicación? Como diría aquel: “con cuidado”. Y no es broma.
Si bien, preservar la imagen de la empresa/institución es determinante, también lo es preservar la imagen del “afectado”, no hay necesidad de ponerle en la mesa de sacrificios y someterle al escarnio público, sobre todo si se pretende que esa persona siga ejerciendo como líder de la institución/empresa.
Pero, por otra parte, qué pasa en el caso de no poder “salvar” a ambos: entidad e individuo. Por terrible que parezca, la empresa/institución siempre estará por encima del individuo.
La conclusión creo que está en no olvidar que la comunicación es sólo una herramienta que sirve a objetivos mayores.
Por Juana Pulido, consultora senior.
Foto: Miguel Ángel García