En Galicia hay un aserto que dice que no es lo mismo “Follow me” que “folloume”. Con frecuencia, uno se encuentra que le siguen personas, entes o llámeseles como se quiera a los que uno no sólo no conoce, sino que además se esconden en el anonimato con nombres de lo más estrambótico. Yo he decidido no contarles cosas y bloquear, en mi twitter personal, a todas aquellas personas que no quiero que invadan mi vida. La razón es simple: sólo me importa lo que opinen los que me conocen (aunque hay veces que ni eso) y no quiero entrar en discusiones con los que se amparan en el anonimato. Normalmente, ese anonimato no esconde más que insultos, frases de mal gusto o comentarios soeces por parte de gente que opina diferente a uno. Por eso quiero que los que me conozcan me “follow me” y no encontrarme con un disgusto porque uno “folloume”. Sígueme… O no.
Por Iñaki Torres, director.
@inaki_torres