Se realizó con éxito el panel 2021: ¿Hacia dónde va México?

AB Estudio de Comunicación organizó, para sus clientes y amigos, este panel, tomando en cuenta el valor que tienen la información oportuna y la opinión de expertos para la toma de decisiones.

Parte de la información que se compartió en este evento se concentra en los siguientes párrafos:

Aún las previsiones más optimistas advierten de una recuperación lenta y difícil, sobre todo porque al inicio del nuevo año se tuvo que establecer un segundo confinamiento en las entidades con la mayor participación en la economía ante el repunte de contagios.

Aunque las remesas de mexicanos en el exterior han mantenido un flujo extraordinario para alcanzar el nivel histórico de los 40 mil millones de dólares y las reservas internacionales del Banco de México se ubicaron al cierre del año en casi 200 mil millones de dólares, también prevalece un relativo control de la inflación y hay claros indicios de estabilidad en las finanzas públicas con clara vocación hacia un déficit cero y se cuenta con recursos disponibles en el FMI y el Banco Mundial, diversos factores insisten en nublar el panorama, especialmente en materia de empleo e inseguridad.

Aunque pesan también las obcecadas restricciones en el gasto público y la pérdida de maniobra ante eventualidades por el virtual agotamiento de los fondos de previsión presupuestal, las restricciones gubernamentales para favorecer sus grandes inversiones aeroportuarias, el Tren Maya o las refinerías.

Las expectativas parten necesariamente de la caída entre 8.5 y 9.0 por ciento del PIB en 2020 con todas las secuelas derivadas de la pandemia por el coronavirus y la falta de estímulos financieros y fiscales del gobierno federal para mantener la estructura productiva del sector privado mexicano, además de la presión que representa el sector informal que representa poco más del 60 por ciento del PIB, el país difícilmente podrá crecer más de 3 por ciento en 2021 como efecto de “rebote”, aunque se mantendrá bajo control a la inflación con una tasa de 3 por ciento anual y un tipo de cambio de 23 pesos por dólar en promedio.

Hacia el final del sexenio no es posible que la economía mexicana alcance tasas de crecimiento mayores al 2 por ciento anual que han prevalecido desde hace 18 años, además de que el desplome de 12 por ciento del PIB per cápita será un infausto lastre social y económico.

Los principales problemas del crecimiento en 2021 se centran en los precarios niveles de inversión nacional, pública y privada, junto con la insuficiencia en la generación de empleos remunerados y una banca de desarrollo prácticamente inerte frente a las exigencias.

En materia de inversión pública las posibilidades están limitadas por las restricciones presupuestales y el privilegio otorgado a la estructura de Pemex, así como a las obras emblemáticas del gobierno: Tren Maya, Aeropuerto de Santa Lucía y Dos Bocas.

La expectativa para 2021 y 2022 se centra en la recuperación de Estados Unidos y los beneficios que pueda traer consigo la renegociación del T-MEC, aunque para que este ofrezca los resultados deseados, el gobierno tendrá que ejercer un estricto cumplimiento en los temas laboral, propiedad industrial, agropecuario, educativo, migratorio y energía, en donde las políticas públicas chocan con los compromisos internacionales y los objetivos electorales.

Un dato positivo es que no se advierten indicios de populismo financiero por la vía del gasto público. Aunque es evidente la generosa vocación presidencial de repartir dinero a cambio de fidelidad política, el problema es que los recursos presupuestales dependen de los ingresos fiscales, cada vez más limitados y que se ha recurrido a la cancelación de partidas esenciales para el desarrollo tecnológico, científico y educativo para disponer de los apoyos monetarios directos, lo que obligará en algún momento y en función del resultado de las elecciones en 2021 a llevar a cabo una reforma hacendaria al final o en el próximo año ante las restricciones crecientes en el margen de maniobra financiero.

México se encuentra entre las 15 economías más grandes del mundo y es la segunda economía más grande de América Latina; sin embargo, es altamente dependiente de Estados Unidos que es su principal socio comercial y el destino del 85 por ciento de sus exportaciones, pero prevalece el clima de incertidumbre y la prevalencia de una reducida demanda interna y de la inversión.

Precisamente el desplome de la inversión privada observada desde 2018 y el desinterés gubernamental para preservar a la planta productiva confirman que la recuperación de México será muy compleja y lenta. Incluso puede ser otro sexenio perdido y podríamos observar que el país pierde gradualmente posiciones en el entorno internacional.

La economía ha sufrido una de sus peores caídas en la historia y a causa de la pandemia cayó tanto que nos remontó 38 trimestres atrás y será muy difícil regresar a la posición existente antes de la crisis.

Video disponible aquí:

 

 

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