Muerte y comunicación
Las empresas tienen necesidad de comunicarse en momentos buenos y en momentos malos. Incluso en momentos terribles.
Las empresas tienen necesidad de comunicarse en momentos buenos y en momentos malos. Incluso en momentos terribles.
La tendencia a comunicar noticias los viernes a última hora está viviendo sus últimas horas, a la vista de un mundo perfecto y permanente interconectado.
De nuevo salta a la palestra el controvertido asunto del derecho al olvido.
El uso de las redes sociales tiene sus riesgos. Y si no que se lo pregunten a la filial británica de Starbucks. Según han contado algunos medios, aprovechando las fiestas navideñas ha iniciado una campaña en las redes sociales que ha obtenido un resultado “inesperado” para la reputación de la Compañía cafetera.
El antiguo tesorero del Partido Conservador británico, Lord Alistair McAlpine, ha iniciado una campaña para exigir compensaciones por la difusión a través de una red social del rumor, que luego resultó ser falso, de que había abusado en varias ocasiones de un joven en los sesenta.
Reza el refrán castellano que “el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”. No siempre, es cierto. Pero, cuando extrapolamos la verdad popular al mundo de la empresa, es tan frecuente el traspiés en el mismo sitio, que asusta.
Diario Jurídico, 25/10/2012.- Artículo de Ramón Almendros, director de Estudio de Comunicación, en que analiza el rol fundamental que juega la comunicación en las crisis financieras puesto que “tiene un efecto de reforzamiento de la confianza de los actores”.
Decía Pablo Picasso la célebre frase aquella de “cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando” y es que estar preparado es fundamental para todos los aspectos de la vida pero especialmente recomendable en el mundo de la Comunicación, dónde nada debe dejarse al arbitrio de las circunstancias.
Estamos en el mes de agosto y con él, vivimos el secarral informativo en España, que este año promete ser menor debido al contexto económico en el que nos encontramos y a unos “ajustes” que seguirán haciéndonos sudar la gota gorda.